¿Cuáles son los parámetros de control del agua potable? Partimos de que la molécula del agua está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). Es decir, la composición del agua es simple: está formada por dos átomos de hidrógeno ligados a un átomo de oxígeno.
Dentro de esa composición química del agua que bebemos, podemos encontrar disueltas diferentes sustancias y podemos diferenciar entre tres tipos de agua, según la cantidad de minerales presente:
- Agua de mineralización débil: menos de 50 mg/ litro de residuo seco
- Agua de mineralización muy débil: menos de 500 mg/ litro de residuo seco
- Agua de mineralización fuerte: más de 1.500 mg/ litro de residuo seco
Cuando hablamos de estos residuos nos referimos a sustancias como el calcio, el magnesio, los fluoruros, el bicarbonato o el sodio. Estos minerales aparecen en diferentes cantidades tanto en el agua mineral, como en el agua tratada por sistemas de ósmosis inversa, filtros o descalcificadores. Estas opciones son las que consideramos como agua de calidad, ya que el agua se encuentra libre de impurezas.
Como alternativa a las botellas de agua y la cantidad de residuos que generan, muchos hogares optan por la instalación de sistemas de tratamiento que toma el agua potable del propio grifo y la convierte en agua de máxima calidad, libre de olores y sabores y la amenaza de cualquier tipo de bacterias.
Sin embargo, el agua del grifo necesita ser sometida a un análisis de agua por parte de los municipios gestores que asegure que es apta para el consumo en términos de salubridad, limpieza y calidad.
El principal problema de consumir agua del grifo, directamente sin tipo de tratamiento, es que puede contener algunas sustancias como calcio, magnesio y hierro en exceso, dando lugar a un agua excesivamente dura. Además, en muchas ocasiones aparecen pequeñas cantidades de sustancias tóxicas como nitrato, mercurio, aluminio, cobre o plomo (que llegan de la red o bien están presentes en las cañerías).
Estas sustancias se acumulan poco a poco en el organismo y pueden derivar en problemas gástricos en el largo plazo. Y, por último, se deben establecer controles para detectar la posible presencia de bacterias en el agua, entre las más comunes, E-Coli y Salmonella.
Más allá de la composición el agua: indicadores a medir
Como hemos podido comprobar, en el agua que consumimos directamente del grifo se encuentran algunas sustancias que se han ido agregando en todo el proceso hasta llegar a nuestros grifos. Para que el agua sea apta para el consumo, se establecen unos indicadores y se miden cada cierto tiempo para que la sustancia no supere una serie de parámetros.
Entre los indicadores más comunes se encuentran los siguientes:
· PH
Grado de acidez o alcalinidad.
· Turbidez
También conocida como turbiedad. Representa el aspecto nebuloso del agua provocado por partículas en suspensión. El agua pierde su transparencia.
· Cloro
El cloro es muchas veces utilizado para desinfectar el agua y hacerla potable, por lo que posteriormente hay que medir la cantidad residual de sustancia presente en las redes de abastecimiento.
· Bacterias
Diarrea, vómitos o disentería son algunas de las enfermedades que pueden causar las bacterias coliformes, un grupo de microorganismos que se encuentran en las aguas en superficie.